La historia del flat white, el capuchino y el latte
Aunque la composición de estas tres bebidas es la misma, cada una procede de un lugar distinto y tiene su propia historia.
El capuchino se remonta al siglo XIX, cuando en las famosas cafeterías de Viena se servía el llamado kapuziner. El café recién hecho se mezclaba con leche hasta que su color alcanzaba una tonalidad marrón similar a la de las túnicas de los monjes capuchinos, lo que supuestamente indicaba su “fuerza”.
Sin embargo, el nombre de capuchino (o cappuccino, en su original italiano) no se acuñó hasta principios del siglo XX, cuando se empezaron a popularizar las máquinas de espresso. Desde entonces, la bebida se ha convertido en un elemento básico de las cafeterías con su gruesa capa de microespuma de leche.
El latte o café con leche, también tiene su origen en Europa, concretamente en la Italia de finales del siglo XIX. El llamado caffè latte se preparaba en las zonas que visitaban a menudo los turistas estadounidenses, que generalmente no estaban acostumbrados al intenso sabor del espresso. Los baristas comenzaron entonces a agregar leche calentada al vapor para crear una bebida más suave y agradable al paladar.
En cambio, a diferencia del capuchino y el latte, el flat white no es originario de Europa, sino de Oceanía. Existe hasta ahora un intenso debate entre las cafeterías australianas y neozelandesas sobre qué país creó primero esta bebida.
A lo largo de las décadas de 1960 y 1970, muchos consumidores australianos pedían bebidas a base de espresso que se denominaban “cafés blancos”, servidos sin espuma. Se utilizaba para referirse a un negro o tinto largo (espresso o, en castellano, café exprés vertido sobre un pequeño volumen de agua caliente) con leche añadida.
En 1985, el propietario de una cafetería de Sydney, Alan Preston, afirmó que sirvió la primera versión “oficial” de la bebida después de que un cliente pidiera por error un flat white.
Sin embargo, su verdadero origen sigue siendo controvertido. En cambio, los profesionales del café de Nueva Zelanda afirman que la preparación viene de la ciudad de Wellington.
Allí, los consumidores pedían supuestamente“leche lisa” (flat milk) para sus capuchinos, en contraposición a las cúpulas de espuma que eran habituales en las cafeterías durante las décadas de 1980 y 1990.